jueves, 29 de marzo de 2012

"Arte", en lectura dramatizada

Esta tarde a las 20:00 horas en la Casa Principal de Salazar, y dentro de los actos del Día Mundial del Teatro, la Biblioteca y la Escuela Municipal de Teatro presentan en lectura dramatizada uno de los textos teatrales de mayor éxito de la última década Arte de Yasmina Reza. Una obra inteligente, llena de humor e ironía, en la que tres amigos bien situados ponen en peligro su relación a causa de una discusión sobre el arte contemporáneo. Estará interpretada por Carlos de León, Víctor Correa y Antonio Tabares. ¡No se la pierdan!

miércoles, 28 de marzo de 2012

Celebramos el Día Mundial del Teatro

Día de fiesta en la Biblioteca con motivo del Día Mundial del Teatro. La actuación de los niños de la Escuela Municipal de Teatro Pilar Rey congregó a padres y amigos en una jornada siempre especial y emotiva para todos los que amamos este arte. El tradicional mensaje internacional fue leído por la niña Elisa Madariaga, alumna de la Escuela, y a continuación los grupos de 7 a 9 años y de 10 a 13 años nos brindaron unas estupendas interpretaciones en diferentes obras cortas y monólogos coordinadas por David Brito. Luego los adultos se encargaron de hacer lo propio en el Teatro Circo de Marte con la magnífica representación de Quedan detenidas, de Alberto Miralles bajo la dirección de Carlos de León. En nuestra página de Facebook y la página que hemos creado en Flickr puedes ver muchas más imágenes de esta jornada. 

El grupo infantil de 7 a 9 años de la Escuela Pilar Rey

miércoles, 21 de marzo de 2012

Mensaje del Día Mundial del Teatro

Como sabes, el próximo martes, 27 de marzo, celebramos el Día Mundial del Teatro. Se cumplen 50 años desde que el Instituto Internacional del Teatro instauró esta celebración, en la que anualmente una personalidad ligada al mundo de las tablas es encargada de escribir el mensaje que será leído en esta jornada en los teatros del todo el mundo. Este año esa responsabilidad ha caído en el actor John Malkovich. El mensaje es el siguiente:

"El Instituto Internacional del Teatro-ITI de la UNESCO me ha honrado con su petición de realizar este mensaje en la conmemoración del 50 aniversario del Día Mundial del Teatro. Voy a dirigir estas breves consideraciones a mis compañeros del teatro, mis pares y camaradas.

Que vuestro trabajo sea convincente y original. Que sea profundo,... conmovedor, reflexivo y único. Que nos ayude a reflejar la cuestión de lo que significa ser humano y que dicho reflejo sea guiado por el corazón, la sinceridad, el candor y la gracia. Que superéis la adversidad, la censura, la pobreza y el nihilismo, algo a lo que, ciertamente, muchos de vosotros estaréis obligados a afrontar. Que seáis bendecidos con el talento y el rigor necesarios para enseñarnos cómo late el corazón humano en toda su complejidad, así como con la humildad y curiosidad necesarias para hacer de ello la obra de vuestra vida. Y que sea lo mejor de vosotros - ya que será lo mejor de vosotros, y aun así, se dará sólo en los momentos más singulares y breves - lo que consiga enmarcar esa que es la pregunta más básica de todas: “¿Cómo vivimos?” ¡Buena Suerte!"

John Malkovich
Traducción: Juana Lor - Artezblai

jueves, 15 de marzo de 2012

Preparando el Día Mundial del Teatro

Ya estamos metidos de lleno en los preparativos del Día Mundial del Teatro, que se celebra el martes 27 de marzo. Desde la Biblioteca y en estrecha colaboración con la Escuela Municipal de Teatro Pilar Rey hemos planteado un programa muy jugoso que esperamos que despierte el interés de todos.

Por lo pronto los grupos de teatro infantil, que coordina David Brito, están ultimando diversas obras cortas que representarán en la propia Biblioteca a partir de las 19:00 horas. Aprovecharemos aquí para distribuir entre el público el mensaje del Día Mundial del Teatro, cuya lectura correrá a cargo de Nazara Hernández, ganadora en la categoría juvenil del Concurso de Obras de Teatro escritas por Niños y Jóvenes del pasado año.

David Brito y uno de los grupos infantiles de la Escuela
Y luego, a las 20:30 horas, nos trasladamos al Teatro Circo de Marte para asistir a la puesta en escena de la obra Quedan detenidas, de Alberto Miralles con adaptación y dirección de Carlos de León. La corrosiva comedia transcurre durante la noche de Navidad, cuando una redada policial antidroga reúne a los personajes más variopintos en una prisión preventiva de mujeres, poniendo de manifiesto la solidaridad del pueblo frente al egoísmo de los poderosos. La función estará precedida también de la lectura del mensaje del Día Mundial del Teatro, a cargo de nuestro querido Antonio Abdo.

Un ensayo de "Quedan detenidas" por el grupo de adultos
Dos días después, el jueves 29, a las 20:00 horas, en la Casa Principal de Salazar, el actor Carlos de León y los coordinadores de la Biblioteca, Víctor Hernández Correa y Antonio Tabares, llevarán a cabo una lectura dramatizada de la obra Arte de Yasmina Reza, una forma diferente de acercarse a uno de los textos de mayor éxito en el teatro de los últimos años.
 
Preparando la lectura dramatizada de "Arte"
Como se puede comprobar, hay para todos los gustos. Además, en nuestro perfil en facebook nos hemos marcado un reto para esta jornada: alcanzar los doscientos amigos antes del Día Mundial del Teatro. ¡Ayúdanos a conseguirlo!

jueves, 8 de marzo de 2012

Un fragmento de "Proyecciones", de Pedro García Cabrera

Nos sumamos al Día de las Letras Canarias, que este año está dedicado al magnífico poeta gomero Pedro García Cabrera (1905-1981). En la Biblioteca podrás encontrar sus obras completas, entre las que se incluye su interesante obra teatral Proyecciones. Esta obra ha sido recientemente publicada por la Asociación de Directores de Escena, en una muy buena edición coordinada por el dramaturgo tinerfeño Roberto García de Mesa. Aquí tienes el comienzo de la obra.

Hijo. Buenos días. (Entrando.)
Pintor. Buenas tardes.
Hijo. He dicho buenos días.
Pintor. Yo dije buenas tardes.
Hijo. Pero son buenos días.
Pintor. Son también buenas tardes. 
Hijo. ¿Sabe qué hora es?
Pintor. Las once.
Pintor. Bueno, las onces.
Hijo. Pues siendo las once...
Pintor. Claro, lo que decía yo.
Hijo. ¿Qué es lo que decía usted?
Pintor. Que buenas tardes.
Hijo. Pero... ¿y el reloj? 
Pintor. ¿Su reloj? Sí, ya sé, las once, sí... 
Hijo. ¿Quiere usted decir que anda mal? 
Pintor. No, no, no.
Hijo. ¿Que está atrasado? 
Pintor. Pudiera estarlo. Pero yo no digo eso. 
Hijo. ¿Entonces...? 
Pintor. Que buenas tardes.
Hijo. ¿Bromea? 
Pintor. De ninguna manera.
Hijo. Pasadas las doce comienza la tarde.
Pintor. Para usted. 
Hijo. ¿Y para usted no? 
Pintor. No.
Hijo. ¿Que no? 
Pintor. No.
Hijo. (Aparte.) Está loco.
Pintor. ¿Loco? ¿Que me llama usted loco? 
Hijo. Fuera de razón. 
Pintor. ¿Y yo lo estoy? 
Hijo. Sí.
Pintor. Ya... 
Hijo. ¿Qué? 
Pintor. Que no estoy loco.
Hijo. Si usted lo dice... 
Pintor. Sólo que mi razón no es la suya. 
Hijo. No comprendo.
Pintor. Que usted vive en un mundo y yo en otro.

Pedro García Cabrera
Proyecciones
Gobierno de Canarias 1987 

miércoles, 7 de marzo de 2012

Más del Club de Lectura

La próxima reunión del Club de Lectura será el miércoles 14 de marzo a las 19:30 h. en torno al magnífico relato Los muertos de James Joyce, con presentación de Jorge Plaja Rustein. Como recomendación previa nos recomiendan ver la magnífica película Dublineses de John Huston, basada en el cuento de Joyce, para analizar la relación del lenguaje literario y el lenguaje cinematográfico. A continuación, el análisis de la sesión anterior del Club de Lectura:

¿Qué sabemos de…
La dama del perrito, de A. P. Chéjov?

Chejov y Tolstoi en Yalta
CHÉJOV A. P. escribió La dama del perrito en 1899, en parte como una versión personal de Anna Karénnina (1877), como esta lo era de Madame Bobary (1856). En este duelo literario, Chéjov suma al realismo de uno y el naturalismo del otro, una mayor expresividad, para ofrecernos una imagen no detallada, como la fotografía, sino impresionista y expresiva. Empezando por la primera frase del cuento: Había corrido el rumor de que en el malecón había aparecido un personaje nuevo: una dama con un perrito. Como un cuadro impresionista, expresa mucho más de lo que dice, pero sin profundizar, todavía. “Rumor”, “personaje”, “malecón”, son palabras que sugieren un veraneo junto al mar, el ocioso perder el tiempo livianamente, entre gente que se conoce, y reconoce, sólo por la anécdota. La dama lleva por toda compañía un perrito, no un hombre; está sola. Y “si está aquí sin su marido y sin amigos”, pensamos con el protagonista, “no estaría mal trabar conocimiento con ella”; un conocimiento pecaminoso, por supuesto, como aquel fruto que hizo perder el Paraíso a los que comieron de él.

Pero no sólo la mirada del narrador es en primer lugar impresionista; también lo es la del personaje. Su expresión, sus andares, su vestido y su peinado le decían que (la dama) pertenecía a la buena sociedad, que estaba casada, que era la primera vez que iba a Yalta, que estaba sola y que se aburría. ¡Gran observador! Ni Sherock Holmes se habría atrevido a hacer tales suposiciones con tan pocas pistas. Pero no somos investigadores privados, sino, en esta ocasión, llevados por el narrador y su protagonista, lectores también nosotros impresionistas, que no sólo nos informamos sino también dejamos que nos conmuevan. Porque la descripción pormenorizada, “científica”, positivista, aporta información, qué duda cabe, pero también aburre, adormece las emociones; en cambio, unas pocas pinceladas bastan para permitirnos ver, y así la lectura resulta más ágil.

El impresionismo, como dice la palabra, nos muestra sólo la impresión, la primera visión, fugaz, poco precisa, teñida de subjetividad: Cuando Gúrov dejaba de interesarse por ellas, nos informa el autor, su belleza le inspiraba aborrecimiento; y, adjuntando una imagen para ilustrar esa información, los encajes de sus vestidos se le antojaban escamas. También esta otra imagen, la más conocida del cuento, más compleja y maravillosamente expresiva: Después de comer del fruto de la pasión, mientras la mujer sufre el primer mordisco de la culpa, Gúrov cortó una rodaja (de sandía) y empezó a comer sin prisa. ¡Imágenes que valen más que mil palabras! Las dos que hemos elegido se refieren a lo mismo, al desencanto del amante, y las dos lo expresan de forma impresionista, pero la segunda con menos pinceladas aún que la primera. Cuánto más nos dicen estas imágenes, sobre la fama del personaje, que la simple información objetiva.

La culpa y la superficialidad son dos de los grandes temas de la literatura rusa. Por un lado, el pecado que el escritor europeo de finales del siglo XIX no perdona: la banalidad; por el otro, el remedio que el escritor ruso de la época propone: el castigo, sufrir para expiar la culpa, y poder así volverse consciente. Y es aquí donde entramos en la temática expresionista del cuento. Soy una mujer ruin y miserable –dice la amante tras haber pecado- me desprecio y no pienso en ninguna justificación. No es a mi marido a quién he engañado, sino a mí misma (…) Mi marido acaso sea un hombre honrado y bueno, pero es un lacayo. “Lacayo” es el “hombre superfluo” (Turgéniev), prescindible, que con sus actos no justifica el precio de su existencia. Probablemente, la mayoría lo somos. Todo es bello en este mundo, salvo lo que nosotros mismos discurrimos y hacemos cuando olvidamos los fines supremos de la existencia y nuestra dignidad humana. Sólo es auténtico, real, quien se siente culpable de existir, por todo el tiempo gastado en fusilerías. (No hay que olvidar que cuando Chéjov escribió su obra, ya existía la de Kierkegaard, el que se considera padre del Existencialismo.)

Al separarse, la amante, cual heroína griega, no puede más que reconocer la fuerza del destino: Nos despedimos para siempre, así debe ser, ya que no debíamos encontrarnos nunca. Y sin embargo… Bueno, que Dios le guarde. Como heroína cristiana, que también lo es, reconoce que no deberían haberse encontrado, pero ya está hecho; bendice la relación, le bendice a él, carga sobre sus hombros la cruz de la culpa asumida voluntariamente, para salvarlo a él, para liberarle de las cadenas de la banalidad en que hasta entonces a vivido, sin saberlo. Él se había mostrado gentil y cordial, pero en cualquier caso, en su modo de comportarse con ella, en sus palabras y en sus caricias, se percibía la sombra de una broma ligera, la grosera presunción de un hombre satisfecho (…) Ella no había parado de decirle que era bueno, noble, extraordinario; no cabía duda de que no lo había visto tal como era en realidad, es decir, que sin quererlo él la había engañado… Y, más aún, justo antes del reencuentro, el amante sospecha que todo el mundo disimula bajo el velo del secreto, como bajo el de la noche, su verdadera vida (…). Toda existencia personal descansa en el secreto. El amor le permite descubrir al protagonista el doblez de los hombres. Una vez revelada esta verdad trascendente, vivir como hasta entonces ya no es posible; sólo queda por ver cómo empezar de nuevo. Le parecía que terminarían por encontrar la respuesta, y entonces daría comienzo una nueva vida, nueva y hermosa; pero ambos sabían muy bien que ese fin estaba aún lejos, y que lo más difícil no acababa más que empezar.

El estilo impresionista es particularmente adecuado para referirse a realidades comunes. ¿Por qué describir con detalle lo que todo el mundo ha visto? Basta con decirlo bien; que, aunque no lo parezca, no es poco. Un buen escritor se caracteriza por encontrar le mot juste, la mejor forma de decir, ese “yo no habría podido decirlo mejor”. O, como decía Chéjov, no tanto en escribir bien como en eliminar todo lo que está mal dicho (mal dito) (algo en lo que será todo un especialista ese discípulo lejano suyo que fue Hemingway). Veamos, como consigue expresar con justeza, por ejemplo, una típica fantasía de hombre: … le vinieron a la memoria todos esos relatos de conquistas fáciles y excursiones a las montañas, y el pensamiento tentador de una relación breve y pasajera, de un romance con una mujer desconocida, de la que no se sabe el nombre ni el apellido, se apoderó de pronto de él.

Pero hablar de lo conocido permite no sólo decir con justeza, sino también descubrir lo excepcional en lo corriente, el matiz extraordinario. Por ejemplo,… la extraña luminosidad del mar; el agua tenía una tonalidad lila, delicada y cálida, y la luna dibujaba sobre ella una banda dorada. Esta frase sencilla no sería tan hermosa si habláramos, por ejemplo, de un paisaje extraterrestre, en un cuento de ciencia ficción: “Extraña luminosidad, la de aquel líquido: tenía una tonalidad lila, delicada y cálida, y el asteroide dibujaba sobre él una banda dorada”; porque al haber visto, cualquiera de nosotros, tantas veces el mar y la luna, la descripción del escritor viene a sumarse a nuestra experiencia común sobre un paisaje tan familiar, como el trazo característico del pintor se añade a un fondo corriente. En el fondo, colores como el azul, verde, gris, plateado y negro del mar, que todos hemos visto más de una vez; encima, ese “lila” desconocido; por sobre el reflejo plateado de la luna, esa “banda dorada” inusual, más propia del sol.

Hablar de lo conocido por todos permite también ahondar en el sobreentendido, expresar sin palabras, entre líneas. En la casa de Moscú todo tenía ya un aspecto invernal… Despedida la amante, Gúrov abandona la cálida Yalta para volver al frío de su vida previa, la que tenía cuando no conocía aún el amor. Pero, ¿le resulta desagradable? No inmediatamente. Al principio, el olvido del amor es dulce, ya no se sienten deseos de pensar en las montañas ni el mar. Pero… pasó más de un mes, llegó lo más crudo del invierno y en su memoria el pasado seguía tan nítido como si se hubieran separado la víspera; porque con el amor es una química, al decir de los escritores románticos (en los que también bebe Chéjov), que transforma; desde que acontece ya nada resulta lo mismo. El presente es nuevo. Por la tarde, ella le miraba desde la estantería, desde un rincón de la habitación; oía su respiración, el delicado susurro de su vestido. En la calle, seguía a las mujeres con la vista, buscando alguna que se le pareciera… En cambio, el pasado, la vida previa, ahora resulta banal, superflua, un desperdicio. ¡Qué noches más intrascendentes, qué días más insípidos y anodinos! Frenéticas partidas de cartas, comilonas, borracheras, conversaciones interminables sobre los mismos temas. Actividades intrascendentes y charlas ociosas se llevaban la mayor parte del tiempo, lo mejor de las fuerzas y, al final, sólo quedaba una vida angosta y limitada, carente de interés, de la que no era posible huir ni escapar; era como estar encerrado en un manicomio o una cárcel. Ya no hay retorno posible: el desencanto de la vida pasada empuja al amante al reencuentro. En una novela al uso, una cualquiera de esas imitaciones de genialidades como la que estamos analizando, la vida se teñiría inmediatamente de rosa, ante la sola perspectiva del reencuentro. Pero no aquí. Como en los mitos y los cuentos tradicionales, el héroe que dejó escapar una vez su preciado tesoro, tiene ahora que superar una serie de pruebas para demostrar que lo merece. Se aloja en un hotel nada acogedor, la casa de ella le recibe con “una valla gris, larga, erizada de clavos”, que le hace exclamar: “cuando uno ve una valla como esa, le dan ganas de salir corriendo”. Incluso cuando ve al perrito, “dominado por la emoción, no pudo recordar su nombre”. Y aparecen las dudas: “pensaba con irritación que Anna Serguéievna le había olvidado”; los celos: “y quizá se divirtiera ya con otro”. Después de este primer reencuentro fallido, viene un segundo, en el teatro, como un laberinto (imagen de la turbación de los protagonistas): “los dos recorrieron sin orden ni concierto los pasillos y las escaleras, ya subiendo, ya bajando…”.

Para terminar, sólo añadir que la obra de arte es como un molde inmortal, piedra de toque en que se mide la grandeza de otras obras. Al leer el cuento, me ha venido a la memoria otra obra maestra: la película Estación termini, de Vittorio de Sica; en contraste con esa otra película, esta menor, una versión más literal del cuento: Ojos negros, que, en mi humilde opinión, sólo se salva por la genialidad de su protagonista: el inolvidable, inigualable, Marcelo.

Club de lectura

Nuestros amigos del Club de Lectura continúan su incesante actividad en torno al mundo de los libros. El pasado mes se reunieron en torno al relato La dama del perrito de Anton Chéjov. Reproducimos la presentación previa realizada por uno de sus miembros: Yose Fernández. 


Lo cotidiano por delante de lo cotidiano
O dicho de otro modo, cuando las acciones más familiares revelan las grandes verdades de la vida. Esas que no han dejado de importarnos literariamente: el amor, la pasión, la subversión, porque, qué es si no la alta literatura: la ficción al servicio del conocimiento humano, pero sin exageraciones ampulosas ni excentricidades modernistas, más bien desde la mesura, el equilibrio, cada cosa como si fuera única y a la vez repetida, esquiva y al mismo tiempo necesaria.

Pero pronto, al intentar cualquier acercamiento a la figura de Chéjov, mi andar inseguro se encuentra con una extraña contradicción: aquella que me obliga a considerar que un prólogo no es la mejor manera de comenzar esta presentación. Por ello, sólo puedo remitirme a lo propio, a cierto valor subjetivo que un conocimiento sesgado de la lectura de Chéjov puede proporcionar.

Sin llegar a conocer demasiados aspectos biográficos del autor, puedo imaginarlo paseando tranquilo, aunque achacoso de tuberculosis por las avenidas de Yalta o Niza. Y desdiciéndose a cada paso que la medicina (era médico de profesión) poco o nada puede contra lo cotidiano de la vida. Trasunto que le llevó a compaginar ambas disciplinas y como él mismo afirmó: “La medicina es mi esposa legal; la literatura, sólo mi amante”.

Pues bien, “mi” Chéjov, no sólo es ese escritor que debe ser referenciado por su incuestionable importancia en el panorama de la narrativa corta, que lo es, como lo atestigua su influencia en autores de primer nivel del género como Carver, Ford, Hemingway, Cheever, Anderson, etc., sino también por esa sutil presencia del fluir de lo poco aparente que trasmite cada uno de sus relatos. No sólo en el relato que nos ocupa, “La dama del perrito”, sino por ejemplo en “Fracaso”, “La nueva dacha” o “Por asuntos del servicio”. Un escritor que a primera vista parece que cuenta historias corrientes, pero que en realidad de entre las líneas intrascendentes asoma lo verdaderamente trascendente. Más cuando todo intento de descubrir el secreto de su éxito en un final conclusivo y revelador no es el medio más adecuado para extraer su mejor jugo, como asegura el escritor norteamericano Richard Ford.

Pero tampoco se crean que existe un estilo chéjoviano, como tampoco había uno carveriano, cada relato tiene sus virtudes y sus jirones, sus aciertos y sus errores, casi como la vida misma. Decir, a este respecto, que Chéjov no estaba obsesionado en producir la obra maestra, más bien, sabía que apuntando con sinceridad la verdad se revelaría por sí sola. Porque su pretensión nunca fue sorprender continuamente ni transgredir las normas literarias, sino que gracias a su astuta observación ser consciente de que la vida no es inconmensurable: quién de nosotros no se ha enamorado, separado, enemistado, llorado, deseado, besado, fracasado, de igual manera en nuestra diferencia. Atisbamos, tal vez, cierto Chéjov humanista, aquel que hace juicios triviales, el que ríe, el que acepta la muerte sin dramatismo, el que es irónico, y el que derrama una lágrima por un amanecer nublado… Es normal que, considerado desde este punto de vista, todas las vicisitudes convocadas parezcan contemporáneas a nuestro tiempo; es fácilmente comprensible entender lo poco que importa que La dama del perrito fuera publicado por primera vez en 1899 bajo el título de Relato. Chéjov llegó para quedarse, sin hacer ruido como las cosas que se degustan con calma y siempre vuelven renovadas.

Puedo decir, en consecuencia, que el gran secreto revelado en sus historias no se encuentra tanto en lo que cuenta, sino en lo que deja de contar, pero sobre todo, en cómo lo cuenta. Datos de la existencia que pasan casi sin importancia, y que con la desacostumbrada virtud de desviar la vista cuando todo el mundo la concentraría en los efluvios del morreo, se regodearía en el revolcón, él pasa de puntillas y deja que la historia discurra por lo cotidiano, pero una cotidianidad que no es la de la simple objetivación, sino la de la auténtica razón de vivir, una razón por delante de la razón. Lo que nos sugiere la existencia de cierto enigma inescrutable tras lo cotidiano que proporciona la experiencia diaria, y que llegado el caso debe ser develado. Al mismo tiempo que su narración se vuelve frágilmente humana porque la vida no es otra cosa que la que conocemos, y que repetida debe ser aceptada para seguir adelante… Tal es el final de “mi” relato.

No obstante, a modo de destellada, no existe una única verdad como tampoco existe una mentira que con el tiempo no se convierta en verdad. Charles Bukowski reseñándose a sí mismo y rompiendo el encanto, fue capaz de soltar que quedó muy decepcionado con Chéjov, Shaw, Ibsen, Gógol, Tolstoi, Balzac, Shakespeare, Pound, porque todos ellos daban la impresión de anteponer la forma literaria a la realidad y el vivir a la vida en sí. Es decir, les reprochaba que cada uno de ellos sólo mostrara el reconocimiento hacia una vida que era funesta pero que siempre podía mejorar si eran capaces de contarla a su manera. Y puede que tuviera razón, o tal vez no… Lo que está claro es que Chéjov es “moderno” en su narrar casero y cercano. Su ojo, certero en la elección de los personajes, le permite presentarlos haciendo gala de una sencilla entereza y normalidad en la aceptación de la vida. Éstos no se sienten existencialmente nauseabundos, extrañados, aunque tampoco cabe el determinismo absoluto en sus vidas. Aquí, sobre todo, hay corroboración en las certezas, por muy ingratas que éstas sean: todos tenemos una única vida, la misma. Por tanto, su modernidad estriba en que todo nos parece familiar, vivido en extremo innumerables veces, al resaltar aquellos aspectos de la vida sin el menor heroísmo, sin ser artificial, haciendo de la normalidad el sendero de lo excepcional…

Se me olvidaba, y qué decir de esa dama misteriosa que apareció por el paseo marítimo en Yalta con un impertinente perrito, lugar que, como he dicho, bien conoció el autor por sus dolencias: comienzo crepuscular de cómo debe arrancar un relato. Pues empecemos…

jueves, 1 de marzo de 2012

Cancelado el encuentro con Carmen Machi

Malas noticias. Finalmente el encuentro en la biblioteca con Carmen Machi no podrá ser. Carmen ha pedido poder descansar durante el día de hoy para preparar la función de esta noche. Qué mala suerte. Les pedimos disculpas a todos :-(