jueves, 6 de febrero de 2014

"Vida en el museo, algo se mueve. ¡¡Ahhhhhhh!!", de Amina León Sangil


(En un museo, a las 3:00 de la madrugada, el personaje de un cuadro intenta salir de él.)

El Grito: ¡Ahhhh, tengo que salir de aquí! Ahhh, estoy harto de estar encerrado en este maldito marco. Llevo aquí tantos años… quiero cambiar mi aspecto. No quiero seguir gritando, me duelen la mandíbula y las manos de estar siempre en la misma posición. Espera un momento.

(Se queda pensando e intenta sacar una mano fuera del cuadro y en eso interviene uno que sí pensaba de verdad: El Pensador.)

El Pensador: Vaya, vaya, con nuestro amigo El Grito. Dice que está cansado de llevar tanto tiempo con la boca abierta. Al menos tú la tienes abierta. Yo estoy harto de tenerla siempre cerrada y apoyada en mi pobre muñeca.

El Grito: Sí, ya. Pero yo, como tengo la boca siempre abierta, tengo los dientes podridos, porque todo el rato me están entrando moscas y hacen sus cositas en mis dientes. Me encantaría tener la boca cerrada y una bella sonrisa como la de la Mona Lisa. Ése es mi mayor deseo.

El Pensador: Claro. Y a mí me encantaría estar siempre de pie sosteniendo una gran antorcha como la de la Estatua de la Libertad.

El Grito: ¿Y qué te lo impide?

El Pensador: ¿Tú qué crees? Me lo impide este estúpido Museo y que estoy hecho de piedra, por si no te habías enterado.

El Grito: ¡¡Ohhh, Dios, es verdad, estás hecho de piedra, no te puedes mover!! ¡Ohhh Dios, pero es que yo tampoco puedo moverme! Bueno, en realidad estaba intentándolo antes de que tú me interrumpieras.

(El Grito vuelve a intentar salir del cuadro y lo consigue.)

El Grito: Síííííííííííí, esto es genial. He salido del cuadro y estoy tan feliz que voy a bailar la "Macarena", ja, ja, ja ,ja.

(Suena la música de la "Macarena" de fondo y El Grito empieza a bailarla y a cantarla, mientras El Pensador se queda mirándolo asombrado.)

El Grito: Voy a ir hasta París a pedirle prestada la sonrisa a la Mona Lisa. ¿Quienes venir conmigo, Pensador? De paso podríamos ir a New York a visitar a la Estatua de la Libertad. A lo mejor te presta un rato su antorcha. Si yo puedo salir del cuadro, seguro que tú también puedes moverte. Sólo necesitas un pequeño empujoncito.

(El Grito va a empujar al Pensador, pero en ese momento El Pensador lo interrumpe.)

El Pensador: Espera un momento. No me toques. Esta cuestión me la tengo que pensar.

El Grito: Pues vale. Tú te lo pierdes. yo me voy. Bye. Chao. Adeu.

El Pensador: Espera, que ya me lo he pensado. Me voy contigo.

(Salen. Se cierra el telón y se abre de nuevo donde aparece el cuadro de la Mona Lisa.

El Grito: ¡¡Ahhhhhhhhh es la Mona Lisa Ahhhhhhh!! Qué suerte, qué suerte, qué suerte, qué suerte, me voy a desmayar.

La Mona Lisa: ¿Qué pasa aquí?¿Por qué hay tanto escándalo? ¿Quiénes son ustedes? Ahhh, yo los conozco. Tú eres El Grito y tú El Pensador. ¿Qué es lo que queréis?

El Grito: (Tartamudeando un poco.) Buenooo, yoo, esss queee, que...

El Pensador: Lo que te quiere decir El Grito es que quiere pedirte prestada tu sonrisa.

La Mona Lisa: ¿Para qué quieres mi bella sonrisa? 

El Grito: Es que estoy harto de estar siempre gritando y necesito cerrar la boca. Y como tú tienes una sonrisa tan bonita, se me ocurrió que me la podías prestar.

La Mona Lisa: ¿Si yo te presto mi sonrisa, entonces qué mueca pongo yo?

El Grito: (Mira a El Pensador y dice) Pensador, piensa algo.

El Pensador: (Se queda pensando.) Mmmmmmm, pues se podrían intercambiar el grito y la sonrisa durante un tiempo.

La Mona Lisa: ¿Durante cuánto tiempo?

El Pensador: (Le susurra a la Mona Lisa.) Hasta que El Grito se canse de estar sonriendo, que será muy pronto porque él nació para gritar, no para sonreír.

(Entonces El Grito le arranca la sonrisa a la Mona Lisa y le pega su grito, para irse corriendo a su museo.)

El Pensador: ¡¿Qué?! Esto no es justo. Me dijo El Grito que iríamos a ver a la Estatua de la Libertad y ahora se va. No, no, no, me debe una explicación.

(Y sale corriendo detrás de El Grito y la Mona Lisa lo acompaña.)

(Se cierra el telón y cuando se vuelve a abrir aparece El Grito en su museo, sonriendo.)

El Grito: Jo, qué cutre estoy. Perdí mi personalidad. Creí que sería más feliz con esta media sonrisa, pero me doy cuenta de que no es así. ¡¡Quiero mi gritooooo!! (Con su media sonrisa intenta gritar, pero solo le sale una pequeña mueca.)

(Aparece en escena El Pensador y la Mona Lisa.)

El Grito: Oh, Mona Lisa, quiero que me devuelvas mi grito, por favor, te lo suplico. Este no soy yo. Quiero gritar como antes.

La Mona Lisa: Está bien. Se me hacía tan raro tener esta boca abierta, que te la devuelvo ahora mismo.


(El Grito y la Mona Lisa se intercambian sus muecas.)

El Grito: Oh sísísí, por fin puedo volver a gritaaaaar. Pensador, antes no me porté bien contigo. No cumplí mi promesa sobre ir a visitar a la Estatua de la Libertad. Lo siento mucho. Para compensarte me ofrezco a acompañarte a New York a ver a la Estatua de la Libertad.

El Pensador: No, gracias. Con todo este follón he descubierto que cada uno tiene su forma de ser y debe aceptarse tal y como es. Así que yo me quedo aquí, tranquilo, pensando, que es lo mío.

La Mona Lisa: Pues yo me vuelvo a París, a mi maravilloso cuadro, que seguro que mucha gente estará esperando para admirarme. Au revoir.

(Y la Mona Lisa se va de la escena. Se quedan El Pensador y El Grito.)

El Grito: Pues esto se acabó amigo Pensador, creo que deberíamos volver a nuestras antiguas posiciones.

(El Grito vuelve a su cuadro y El Pensador a su pose de pensador.)


FIN

Amina León Sangil 
Primer Premio Categoría Infantil
30 Premio de Obras de Teatro Escritas por Niños y Jóvenes. 2013

"El Globo", de Yajaira Feller Sánchez

EL GLOBO
Escena 1

En la actualidad.
Al encenderse las luces se ve en el escenario un parque. El Señor y la señora sentados a la izquierda sobre un banco. Se escucha música ambiental con el sonido de los pájaros y el agua de la fuente.

Señor: ¿Crees en el alma?
Señora: Si creer en el alma significa que después de la muerte hay algo, no.


Escena 2

El escenario permanece apagado. De repente se ilumina solo sobre dos niños, con un globo cada uno. Silencio sepulcral. Se apagan las luces y se encienden donde se ven los dos globos, pero ahora uno ha explotado y el otro continúa inflado. Y vienen los niños corriendo hacia los globos. Sólo se ilumina a los niños con los globos.

Niño: Tu globo se desinfló.
Niña: No es justo. Seguro que tú me lo pinchaste. 
Niño: No. Yo no he sido. Éste es mi globo
Niña: No te creo.

Escena 3

Las luces se apagan, se encienden y al niño se le escapa su globo. Se apagan las luces, el globo llega a donde se encuentran los señores y se para sobre el árbol que hay detrás de ellos.

Señor: Hasta ahora no me había fijado que, a veces, las cosas simples de la vida tienen la respuesta a la pregunta más difícil.
Señora: Dime, querido, ¿qué es ahora lo que ronda por tus neuronas?
Señor: Los globos son curiosos. Tú, en principio, los encuentras desinflados, sin aire y tienes que inflarlos poco a poco, inflarlos poco a poco, sin prisas, para que no se te acabe el aire, ¿comprendes?
Señora: Sí, pero no entiendo qué tiene que ver con la vida.
Señor: Es fácil. La vida comienza de la nada y tú vas creciendo poco a poco. A medida que inflas el globo ves cómo crece hasta que llega un punto en el que hay que decidir qué quieres seguir haciendo: si seguir inflando y arriesgarte a explotarlo o dejarlo como está y conformarte con lo que has conseguido.
Señora: ¿Entonces me estás diciendo que la vida se basa en un globo? Sigo sin comprenderlo.
Señor: No le des tantas vueltas, mujer, simplemente déjate llevar.
Señora: Bueno, entonces sigamos.
Señor: En ese momento en el que decides qué hacer, y eliges una opción, es el momento en el que lo dejas marchar, lo dejas en libertad para que siga su camino y recorra su mundo.
Señora: Pero un globo no tropieza. Las personas sí.
Señor: Te equivocas. Y si no, mira cómo tropezó éste con el árbol.


Escena 4

El señor se levanta y coge el globo del árbol. Se levantan la señora y el señor y empiezan a caminar por el parque.

Señor: ¿Ves? Se ha tropezado, pero se ha topado con alguien que le ha ayudado a seguir su camino. Vamos, levántate, vamos a caminar.

Se vuelven a levantar pero esta vez siguen su camino. El señor suelta el globo y juntos lo ven marchar.

Señora: Creo que ya lo voy entendiendo. Ahora el globo sigue su camino.
Señor: Sí, pero toda vida tiene un final y el globo poco a poco va a ir perdiendo su aire.
Señora: Hasta que se encuentre con algo que le desinfle totalmente.
Señor: Cuando el globo explote, habrá muerto, pero al menos sabemos que de lo que al principio se llenó, al final sale y pervive para siempre y es…
Señora: El aire.
Señor: Sí, es lo que intentaba que comprendieras. ¿Crees ahora en el alma?
Señora: ¿Quieres la respuesta ahora?


Escena 5

Se apagan las luces y se encienden sobre el niño y la niña. Después entran por un extremo los señores, que resultan ser los abuelos de los niños. Se enciende todo el escenario. Los abuelos, en silencio, se van acercando a los niños con miradas cómplices. Los niños siguen dialogando mientras se acercan sin percatarse de la llegada de sus abuelos.

Niño: Ahora mi globo se ha perdido.
Niña: Al menos ahora estará libre de tus garras. ¡Hum!
Niño: O tal vez como el tuyo.
Niña: ¿Hacemos las paces?
Niño: Lo siento. Yo no exploté tu globo.
Niña: Supongo que algún día tenía que explotarse. No esperaba que fuera tan pronto.

Mientras se alejan, las luces vuelven a apagarse. Se enciende la luz y sólo se ven globos y se escucha la canción de Imagine Dragons “It’s time”. 

FIN
 

Yajaira Feller Sánchez
Primer Premio Categoría Juvenil
30 Premio de Obras de Teatro Escritas por Niños y Jóvenes 

(Fotografías de Israel de Carlos.)