Jacinto Benavente (Premio Nobel, 1922). Comedias y dramas. Gracias a la donación realizada en su día por la fundación José Antonio de Castro la Biblioteca cuenta con buena parte de la producción teatral más representativa del estilo benaventino tanto en sus inicios como dramaturgo -un estilo caracterizado por sus ágiles diálogos, sus argumentos mínimos, los discursos poco ampulosos y la exploración psicológica de los personajes, especialmente los femeninos- como en su etapa de mayor madurez, donde se hace patente el sentido moral de la acción y el equilibrio entre lo estético y la intención amena. Títulos como El nido ajeno, La noche del sábado, Rosas de otoño y, por supuesto, Los intereses creados, entre otras muchas, figuran en estos dos volúmenes de la Biblioteca Castro.
George Bernard Shaw (Premio
Nobel, 1925) Santa
Juana. Considerado como uno
de los mayores autores teatrales de la literatura británica, Bernard Shaw fue
el más incisivo crítico social y el mejor crítico teatral y musical de su
generación. Maestro de la ironía y de la risa mordaz, Santa Juana es quizá su obra cumbre, escrita con el propósito de
ignorar todas las limitaciones de la escena impuestas por el siglo XIX. La
figura de la Doncella
de Orleans domina una rica reconstrucción histórica en la que destella la
habilidad del autor para el manejo de la oposición dramática, la ironía del
lenguaje y la absoluta libertad del planteamiento, extendiendo la acción desde la Edad Media hasta el
presente.
Luigi Pirandello (Premio Nobel,
1934) Seis personajes en busca de autor. Cada cual a su manera. Esta noche se
improvisa. Pirandello
obtuvo el Nobel “por su
reactivación audaz e ingeniosa del arte dramático y escénico”. Las tres obras
que componen este volumen, unificadas por su autor como “teatro en el teatro”, constituyen
el mejor exponente de uno de los más grandes autores de la historia del teatro.
En estas obras se reflejan las ideas filosóficas del autor, como la existencia
de un arraigado conflicto entre los instintos y la razón, que empuja a las
personas a una vida llena de grotescas incoherencias; igualmente considera que
las acciones concretas no son ni buenas ni malas en sí mismas, sino que lo son
según el modo en que se les mire; y, por último, cree que un individuo no posee
una personalidad definida, sino muchas, dependiendo de cómo es juzgado por los
que entran en contacto con él. Los personajes de Pirandello encuentran la
realidad sólo por sí mismos y, al hacerlo, descubren que ellos mismos son
fenómenos inestables e inexplicables. Su profundo pesimismo y su pesar por la
condición confusa y sufriente de la humanidad se expresa a través de un humor
en ocasiones macabro y desconcertante.
Eugene O’Neill (Premio Nobel,
1936) Largo viaje hacia la noche. La obra póstuma de O’Neill es también considerada su
obra maestra, una acerada crónica autobiográfica sobre un día en la vida de una
familia en pleno proceso de descomposición. A pesar de que sus instrucciones escritas estipulaban
que sus obras no debían publicarse hasta 25 años después de su muerte, la obra
se dio a conocer solo tres años después de su fallecimiento, siendo aclamada de
forma inmediata por la crítica. Figura clave del teatro estadounidense, O’Neill
explora en las partes más sórdidas de la condición humana a través de personajes
que viven en los márgenes de la sociedad y que luchan por mantener sus
esperanzas y aspiraciones, aunque suelen acabar desilusionadas y cayendo en la
desesperación.
Albert Camus (Premio Nobel,
1957) Calígula. Principalmente valorado como novelista y ensayista, Albert Camus (al igual
que Sastre, al que también se le concedió el Nobel en 1964 aunque lo rechazó),
encontró en el teatro no sólo un instrumento en el que volcar su pensamiento
filosófico ligado al existencialismo, sino una forma literaria que alcanza sus cotas
más elevadas en obras como Calígula, un título que continúa
reponiéndose una y otra vez en todos los teatros del mundo y que refleja las contradicciones de la
vida humana y denuncia el ejercicio del poder contra el hombre y las ideologías
que matan en nombre de la justicia.
Samuel Beckett
(Premio Nobel, 1969) Teatro Reunido. Aparecen aquí las principales
obras del extraordinario dramaturgo irlandés, desde la inicial Eleuteria, a la revolucionaria Esperando a Godot y la crepuscular Fin de partida. Así reunidas se aprecia
no sólo con nitidez la evolución de su obra, sino también la genialidad de un
autor que revolucionó la literatura y el teatro contemporáneos hasta el punto
de modificar nuestra concepción del mundo. Probablemente ningún otro autor –ni
siquiera Brecht- haya ejercido una influencia tan indiscutible en el teatro de
la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI.
Darío Fo (Premio Nobel, 1997) No
quemen a la bruja. El Papa y la bruja. Muerte accidental de un anarquista. Ocho
monólogos. El
jurado sueco provocó no poco estupor e incluso alguna que otra protesta airada al
conceder al actor y autor Darío Fo el Nobel de Literatura. "Emulando a los juglares de la Edad Media, critica
severamente a la autoridad y restituye la dignidad a los oprimidos", fue
la justificación del galardón. Lo cierto es que la obra de Fo –y de su
inseparable Franca Rame- combina de forma acertada la aguda observación y denuncia de tono político
con la comedia más desternillante, combinación que favorece que sus obras se
repongan continuamente en todo el mundo.
Elfride Jelinek
(Premio Nobel, 2004) No importa. Una pequeña
trilogía de la muerte. La revista Primer Acto dedicó un número especial en 2007 a la controvertida
autora austriaca, gracias al cual contamos con una muestra de su teatro, poco
traducido en nuestro país pese al Nobel –no así sus novelas, algo a lo que ya
estamos tristemente acostumbrados-. Entre sus preocupaciones figuran la crítica
social, el análisis de la condición de la mujer y el desarrollo de un lenguaje
propio, muchas veces devenido en verdadero protagonista de sus obras. "Soy
elogiada como autora dramática cuando en realidad yo no sé nada de teatro. Escribo contra el teatro. No me imagino
nada más absurdo que personas vivas en un escenario", aseguró en su día
esta feminista a ultranza y defensora
de las ideas de la izquierda.
Harold Pinter (Premio Nobel,
2005) Un ligero malestar. La última copa. Recibido con alborozo por toda la profesión teatral
–e idéntico disgusto por parte de libreros y editores- el premio a Harold Pinter constituyó
en realidad un reconocimiento al fructífero teatro británico de la segunda
mitad del siglo XX. La
Academia Sueca señaló en su argumentación que Pinter deja al
descubierto en sus dramas "el precipicio que hay detrás de la conversación
diaria y que irrumpe en los espacios cerrados de la opresión". Pinter
comenzó La trayectoria de este autor de culto comenzó con un punto de vista de
base existencialista en los años cincuenta y sesenta (época de Un ligero malestar en la que crea una situación de gran tensión dramática a partir
de una conversación cotidiana), para posteriormente adoptar un tono cada
vez más político (etapa a la que corresponde La última copa, con la tortura como telón de fondo).
Mario Vargas Llosa (Premio
Nobel, 2010). La
Chunga. Aunque consagrado como novelista, el último Nobel en
lengua española es un autor muy vinculado a la escena, hasta el punto de que el
Teatro Español ha anunciado que estrenará a partir de esta temporada toda la producción escénica del escritor hispano peruano. En la biblioteca puedes leer La Chunga
una obra sobre “el amor, el deseo, los tabúes, la relación entre un hombre y
una mujer, los usos y costumbres de cierto medio, la condición femenina en una
sociedad primitiva y machista y la manera como estos factores objetivos se
reflejan en el ámbito de la fantasía”.
Por supuesto en esta breve relación echamos de menos a autores como nuestro José Echegaray (¿por qué no?), Maeterlink, Hauptmann, Gao Xingjian, o del propio Jean Paul Sartre, además de las obras de Elias Canetti o Günter Grass. Y muchos más títulos de los escritores ya reseñados. Son las asignaturas pendientes de nuestras estanterías, que procuraremos ir completando en los próximos años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario