Nuestro Club de Lectura cumple su primer año a mediados de diciembre y lo celebran haciendo lo mejor que saben: reuniéndose de nuevo para hablar de libros y literatura. La cita, abierta a todos los que quieran unirse, es el día jueves 13 de diciembre, a las 20:15 horas, en la Biliblioteca de Teatro. El texto elegido para esta ocasión es Un día perfecto para el pez plátano, de J. D. Salinger; un escritor que, tras lograr un gran éxito de crítica y público con su novela El guardián entre el centeno,
le dio la espalda a todos y se fue a vivir como un ermitaño en una
cabaña en el monte. Discutiremos hasta que punto el escritor se debe
sólo a sí mismo o también a sus lectores.
A continuación os dejamos con las conclusiones de la anterior sesión:
"En nuestra última sesión del Club de Lectura nos plateábamos si existe una forma de escribir, también una forma de leer, diferente para hombres y mujeres; a partir de la lectura de dos cuentos, uno de mujer (Un tren a Burdeos, de Duras), otro de hombre (La máquina de follar, de Bukowski). Hubo mucho debate, pero finalmente sí, llegamos a una conclusión: que, al menos en los extremos de un continuo, la literatura escrita por mujeres es más sensual y sutil, mientras que la de hombres tiende a ser explícita y de acción.
Tocamos el tema desde diversos ángulos: Histórico, desde el tiempo en que ni siquiera se planteaba la cuestión por no haber apenas escritoras, pasando por los años sesenta del siglo pasado, cuando desde el pensamiento de izquierdas y feminista se defendía que las diferencias son sólo fruto de una educación diferente, hasta llegar al día de hoy, cuando se está planteando que, por el contrario, la diferencia es “real”: está en nuestros cerebros, que son diferentes según sean de hombre o de mujer. Nos pareció, también, que esto responde al signo de los tiempos: cuando predomina un pensamiento de izquierdas las explicaciones tienden a ser más sociales y culturales; cuando, en cambio, domina la derecha, rebrotan los fundamentalismos biológicos y anatómicos. Desde otro punto de vista, psicológico, observamos que la mujer autómata, que aparece en uno de los cuentos elegidos, es un producto del miedo que sienten los hombres cuando la mujer se vuelve más autónoma (otro ejemplo lo tenemos en el cuento El hombre de la arena, de E. T. A. Hoffmann). Un miedo que, por cierto, parece haberse invertido hoy en día, cuando se quiere poner al hombre en el lugar que antes ocupaba la mujer, viéndolo como una máquina complaciente (como en la película I. A. Inteligencia Artificial, de Spielberg), o un vampiro avergonzado de su propia naturaleza (en la serie Crepúsculo). En fin, para acabar, reconocimos que no sólo la mujer está cambiando en estos tiempos revueltos; también hay hombres que, sin renunciar a lo que son, buscan la igualdad de derechos, que no de naturalezas (lo que es imposible). Buscando una fórmula para acabar con las injusticias de la desigualdad, algunos hombres han encontrado en la ironía la manera de desmontar los tópicos machistas, riéndose de ellos sin caer en la culpa de siempre, que rebaja al que se pone de rodillas, haciéndolo inferior. Por decirlo de una forma simple: todos, hombres y mujeres, fuimos y seguimos siéndolo en gran parte machistas; y la “guerra de los sexos” no es más que una continuación del machismo (que es guerrero por naturaleza). La igualdad no se encuentra en la batalla sino en la retaguardia, en la emoción del desertor, quien, viendo el horror de las guerras inútiles, empieza por llorar de pena para acabar muerto de la risa. Lloramos y reímos a un tiempo, por el absurdo de los numerosos errores de nuestra naturaleza, humana, demasiado humana.
Al terminar, uno de nosotros sugirió una lectura curiosa: de una novela en que es difícil ver si está escrita por un hombre o por una mujer: El club de Gabriel, de Joydeep Roy-Bhattacharya. El mismo contertulio introdujo el tema del siguiente debate: Sobre la autoría. El escritor, ¿se debe más a su obra o a los lectores? Leeremos el cuento Un día perfecto para el pez plátano, de J. D. Salinger, un escritor que tras obtener una grandísimo éxito de público con la novela El guardián entre el centeno, le dio la espalda a ese mismo público que le hizo famoso. ¿Tiene sentido? ¿Es eso lícito? Intentaremos dar respuesta a estas y otras preguntas."
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