miércoles, 14 de noviembre de 2012

"La casa rural", de Adrián Martín Gutiérrez

LA CASA RURAL

(Un inglés llega a una casa rural de la isla de La Palma, llamada Villa Orquídea. El inglés es joven y guapo. Su nombre es Maximilian.)

(Maximilian entra y empieza a mirar las cosas buscando algo.)
Cecilia: ¿Le ayudo en algo, señor?
Maximilian: What's?
Cecilia: ¡Aaaaah, vale, tú eres de fuera! ¿Pero de dónde?
Maximilian: I don’t speak Spanish! (Saca un diccionario y busca palabras. Con acento inglés.) Yo hablar inglés. No español.
Cecilia: No. Eso es mentira. Acabas de hablar español.
Maximilian: (Se da un golpe en la cabeza. Vuelve a coger el diccionario y a buscar palabras.) Yo reservar en… habitación aquí.
Cecilia: Dígame su nombre.
Maximilian: (Vuelve a buscar en el diccionario.) Mi nombre es Maximilian. Max para abreviar.
Cecilia: Yo me llamo Cecilia. Ceci para las amigas (Max mira a Cecilia con cara de asesino). Vale, vale. Ahora busco la llave. (Le da la llave.) La sexta a la izquierda.  
Maximilian: The Spanish are…! (Se va.)
(Entran dos mujeres y un hombre en la sala con pinta de limpadores.)
Sara: Oye, Ceci, ¿eso era un cliente?
(El hombre limpia.)
Cecilia: Yes.
Sara: ¡Y estabas ligando con él! Eres más lista que yo.
Cecilia: Eso no es verdad. El hombre es guapísimo… ¡pero es inglés y no me entero de lo que dice!
Nieves: Yo te puedo ayudar. Sabes que era maestra y fui a Inglaterra. Así que te enseñaré inglés.
Sara: Pero si tú nunca… (Nieves le da un codazo y se calla.)
Nieves: (Se la lleva aparte y le habla en el oído.) Calla, que así la despisto para que luego el inglés sea mi novio.
Sara: ¿Y si es feo?
Nieves: Entonces se lo dejo todo para ella. (Vuelven al lado de Cecilia.)
(Entra Maximilian y se sienta en un sillón. Saca un libro que empieza a leer.)
Sara: ¡No puede ser! Ése es Maximilian. Escóndeme antes de que me vea. (Se esconde detrás del mostrador.)
Cecilia: ¡Es Max, para abreviar, enterada! Y oye, ¿por qué te escondes?
(Sara saca media cabeza para responder.)
Sara: Es que estuvimos saliendo durante un tiempo y era muy pesado. Que si haga esto. Que si haga lo otro. ¡Vamos, que no era mi tipo! 
Nieves: ¿Cómo lo conociste?
Sara: Lo conocí en un viaje de estudios a Londres. Cuando yo era joven.
Cecilia: ¿Y cuántos años tenías?
Sara: Tenía 23 años.
Cecilia: ¿Y cómo es que estudiabas en ese momento?
Nieves: ¿Sabes hablar inglés?
Sara: ¡Basta ya de preguntas! Si queréis saberlas, vámonos de aquí y les cuento toda la historia, ¿vale?
Nieves: Vale. ¡Pero vámonos ya! 
(Salen las tres de la sala. El chico se queda mirando a Max y se sorprende. Va al mostrador pensando que las mujeres están allí.)
Javier: Uy, chicas, ¿habéis visto a ese chico? Es tan guapo. (Hablando con voz afeminada.) ¿Pero ustedes lo conocen? ¿Cómo se llama? ¡Yo me lo pido! (Hay un silencio.) Eh, chicas, ¿ahora están enfadadas conmigo? ¡Ya no me hacéis caso, pues me voy que limpie otro! (Se va.)
(Entran dos tipos con pinta de albañiles.)
Pedro: (Susurrando.) Eh, Juan, ese tiene que ser el jefe de la casa rural.
Juan: Claro, Pedro, a veces me parece que no eres completo.
(Se acercan a Max).
Pedro: Venimos a poner la puerta que pidió.
Juan: Eso, venimos a la puerta.
(Max pasa de ellos).
Pedro: ¿Qué puerta?
Juan: ¡Ay! Se nos olvidó la puerta. Vamos a buscarla.
Pedro: ¿Vamos a buscar qué?
Juan: No sé. Vamos a la camioneta a ver si me acuerdo.
(Salen los dos y Max sigue concentrado en su lectura. Entra una persona con pinta de rico.)
Ricardo: Eh, ¿quién es usted y qué hace en mi casa?
(Le da con su bastón en la cabeza.)
Maximilian: Sorry, sorry.
Ricardo: ¿Me estás llamando zorro? ¡Zorro, tú!
Maximilian: My name is Maximilian.
Ricardo: Sí y yo me llamo Ricardo y ahora por eso somos todos conocidos.
Maximilian: Ricardo.
Ricardo: Sí. Ése soy yo.  
Maximilian: What?
Ricardo: No. Aquí no tenemos ni gota, ni gata. Oye, ya que somos conocidos, vamos a la casa de Camilo.
Maximilian: No.
Ricardo: Claro que sí vamos a ir, porque esta es mi casa y si no, te echo.
Maximilian: But, who is Camilo?
Ricardo: ¿Pero qué camino? He dicho Camilo
Maximilian: Camilo.
Ricardo: Y dale con camino. Bueno, da igual. Vamos a buscarle.
(Max y Ricardo se van. Al momento entran Cecilia y Sara.)
Cecilia: (Lleva un vestido.) Bueno, ¿qué te parezco? ¿Estoy guapa?   
Sara: Oye Nieves, ven para decidir si Cecilia está guapa o no.
(Entra Nieves con el mismo vestido que Cecilia.)
Nieves: ¡Madre mía! ¡Qué espanto, chica! Se ve que ese vestido no te favorece nada. Pero a mí me queda súper bien, como a… una duquesa.
Cecilia: Sí, como a la duquesa de Alba.
(Sara y Cecilia se empiezan a reír.)
Nieves: Ja, ja, ja. Me parto con ustedes. (Con tono de burla.) Yo seré la duquesa de Alba, pero tú eres como Belén Esteban. Sólo te falta que te retoquen la nariz. Espera, la tuya ya es fea.
(Nieves se ríe sola.)
Sara: Nieves, no te ofendas, pero ese hombre es demasiado joven para ti. Además, a mi me pegas más con Camilo.
Nieves: Con ese no comparto ni el agua.
Cecilia: Ah, pues te aguantes. Yo me lo pedí primero.
(Entra Javier en la sala.)
Javier: Eso es mentira. Yo me lo pedí primero.
Cecilia, Nieves y Sara: ¿Quéééééééééééé?
Javier: Sí, soy gay. Y no me importa porque cuando lo vi…
Sara: (Lo interrumpe.) No, si ya sabíamos que eras gay. Pero lo que no nos esperábamos es que te gustara uno de tu mismo sexo. 
Cecilia: Pero de todas maneras es mentira, porque yo lo dije primero.
Javier: Pero tú no dijiste: “me lo pido”, ¿verdad?
Cecilia: Sí, pero yo di a entender que era para mí.
Nieves: Pues ahora para ninguno de ustedes, que era para mí.
Sara: Paren de pelearse. No sería mejor hacer un concurso para saber quién le gusta más.
Javier: Buena idea. Lo voy a buscar para enarmorarlo.
(Javier se va de la sala.)
Nieves: No si lo puedo evitar.
(Nieves se marcha.)
Cecilia: No vale. Habéis salido sin avisar.
(Cecilia se marcha.)
Sara: Yo espero que Max no siga enamorado de mí. Es que soy tan guapa…
(Entra una mujer con pinta de rica.)
Rosa: Sara, ¿qué pasa? ¿Qué tal estás? Eso de limpiar se te da bien, oye. Por cierto, ¿has visto a mi marido Ricardo?
Sara: No. Hace tiempo que no lo veo.
Rosa: Es que no está y le tengo que dar sus aparatos nuevos de las orejas.
Sara: Bueno, tal vez fue a ver a su amigo Camilo.
Rosa: Tienes razón. Lo iré a buscar a casa de Camilo. Muchas gracias. Te acabas de ganar que te suba el sueldo.
(Rosa se marcha y entran los albañiles, mientras Sara sigue limpiando.)
Sara: ¿Qué queréis?
Pedro. Venimos a traerle la puerta.
Juan: Esta vez me tocaba decirlo a mí.
Pedro: Mentira.
Juan: Verdad.
Sara: ¿Pero dónde está la puerta?
Pedro: ¿Qué puerta?
Sara: ¡La que tenían que poner!
Juan: ¡Es verdad! Me suena algo de una puerta, pero, ¿de qué me suena?
Pedro: No lo sé, pero a mí también me suena.
Juan: Bueno, da igual. Ya nos vamos. Adiós.
Pedro: Que me tocaba a mí despedirme.
Juan: Mentira.
Pedro: Verdad.
(Y se van.)
Sara: Adiós.
(De repente entran Ricardo y Max en la sala.)
Maximilian: ¡Sara! ¿Qué haces tú aquí?
Sara: (Con voz nerviosa.) Nada. Trabajo aquí.
Maximilian: (Con acento inglés.) ¿Por qué me dejaste por esta vida?
Sara: ¡No lo sé! Y es que ahora que te veo tan cambiado…
Maximilian: No digas nada.

 (Hace como si se fueran a besar, pero Ricardo lo interrumpe.)
Ricardo: Espera, espera, espera. ¿Tú no hablabas inglés?
Maximilian: Sí, pero es que quería pasar desapercibido. Estoy buscando a mi padre. Trabajó con mi madre y no le dijo que estaba casado. Cuando se fue le dejó una nota diciéndole que estaba en La Palma, en una casa rural llamada Villa Orquídea. Por eso estoy aquí. Buscando a mi padre, pero no sé quién podrá ser. Bueno, si me permitís, me voy a sentar a leer un rato. Si quieres venir conmigo, Sara.
Sara: No gracias. Tengo que hablar con Ricardo.
Ricardo: (Habla con Sara susurrando mientras Max se sienta en el sillón.) ¡Ni se te ocurra decirle que soy su padre, que me la cargo!
Sara: (Con cara de asustada.) ¿Y cómo la conociste?
Ricardo: Fue hace 25 años. Yo tenía 40 años y me fui de viaje de empresas a Londres. Entonces la conocí. La nombraron mi secretaria y una noche se quedó embarazada. Al día siguiente volví a España. Le dejé una nota por si algún día me quería conocer. No he sabido nada más de ella hasta hoy.
Sara: ¿Pero cómo le pudiste hacer eso a tu mujer? Tranquilo, no diré nada, pero el problema es que Max le diga alto a tu mujer.
Ricardo: No lo creo. ¿No ves que es bobo? Cómo se nota que no salió a mí.
(Al momento entran Nieves, Cecilia y Javier. Los tres visten la misma ropa).
Javier: ¡Ahí está! Vamos a ver quién le gusta más.
Nieves: Primero yo.
(Se acerca a Max mientras Sara y Ricardo miran.)
Sara: Espera. Vamos a apartarnos de aqui para que veas una cosa.
Ricardo: ¿Qué cosa? 
Sara: Que a los tres les gusta Max y los va a rechazar a los tres, porque está claro que le gusto yo, ¿verdad?
Ricardo: Sí, sí, sí. Está clarísimo. ¿Pero qué hace Javier ahí?
Sara: Nada. Que es gay. Y mira tú por dónde a los gays les gustan los de su mismo sexo. Calla que ya empieza.
Nieves: Hola guapo. Tengo una cosa para ti.
Maximilian: Yo tengo otra cosa. Está en mi cuarto.
Nieves: ¿Qué cosa?
Maximilian: Que hay un montón de ropa sucia y me la vas a ir a lavar.
(Nieves vuelve al lado de Javier y Cecilia.)
Nieves: (Enamorada.) Es muy guapo. (Enfadada.) ¡Pero es muy maleducado! (Decepcionada.) Te toca a ti, Javier.
Javier: Vamos allá. (Se acerca a Max.) Hola, yo soy Javier. ¿Y tú cómo te llamas?
Maximilian: Yo soy Max.
Javier: Encantado de conocerte. ¿Quieres que te ayude en algo?
Maximilian: Pues sí. Que vayas a mi cuarto y lo friegues. Es que se me cayó el zumo…
(Javier vuelve al lado de Cecilia y Nieves.)
Sara: (Al oído de Ricardo, susurrando.) Están haciendo más el tonto. ¡Cómo se nota que sigue enamorado de mí!
Ricardo: Sí, sí. Verdad.
Javier: No sé cómo me pudo gustar. Me da un escalofrío. Te toca Ceci.
(Cecilia se acerca a Max.)
Cecilia: Oye, Max, que me gustas mucho.
Maximilian: Tú también me gustas mucho porque sé que me vas a traer una buena tacita de té.
(Al momento entra Rosa, mientras Cecilia, Javier y Nieves hacen que hablan.)
Rosa: Ricardo, al fin te encuentro. Te quería dar tus aparatos de las orejas nuevos. (Ricardo empieza a ponerse los aparatos. Rosa se dirige a Max.) Oye, ¿quién eres tú? Esta casa rural es mía y me gustaría saber quién viene a quedarse aquí.
Maximilian: (Se levanta del sillón.) ¿Tú eres la dueña? 
Sara: Oh, oh. Aquí se va a montar una buena. Ricardo, nos deberíamos ir.
Ricardo: Espera que me ponga los…
Rosa: Claro que soy la dueña.
Maximilian: ¿Y quién es tu marido?
Sara: Oye Ricardo, vámonos ya.
Ricardo: ¿Por qué tienes tantas ganas de que nos vayamos?
Sara: Por eso.
Rosa: Mi marido es Ricardo. El que se está poniendo los aparatos.
Maximilian: Ése es mi padre. Con el que he estado todo este tiempo. 

Rosa: ¿Tu padre? ¡Ricardo! ¡Explícame esto ya mismo! ¿Éste es tu hijo? ¡Me pusiste los cuernos!
Ricardo: Sí, pero eso fue hace mucho.
Rosa: ¿Cómo pude ser tan idiota y no ver que cuando venías de viaje de empresa me estabas poniendo los cuernos? Lo único que espero es que éste sea el último.
Ricardo: Pues…
Rosa: ¡Yo te mato!
(Ricardo se esconde detrás del sillón mientras Rosa le tira cosas.)
Javier: Oye, chicas, ¡nos perdemos la pelea!
Nieves: ¡Es verdad!
Maximilian: Yo mejor me voy de España. Me da que la he cagado. Pero antes, Sara ¿quieres venir conmigo a Londres?
Sara: Claro que sí Max. ¡Sigo enamorada de ti!
(Max y Sara se van.)
Javier: ¿Quééééééééé? ¡Tú no estabas en el concurso así que vuelve!
(Se va Javier.)
Cecilia: Y decía que no era su tipo, la muy…
(Se va Cecilia)
Nieves: ¡Vuelve aquí, ladrona de novios!
(Se va Nieves.)
Ricardo: ¡Esperadme! Yo no me quiero quedar aquí. Llévenme con ustedes
(Se va Ricardo.)
Rosa: ¡Yo también te los había puesto, así que vete, que me casaré con Camilo y punto!
(Rosa se sienta y entran los dos albañiles.)
Pedro: Señora, venimos por lo de la puerta.
Juan: Eso, por lo de la puerta.
Rosa: ¿Y dónde tenéis la puerta?
Juan y Pedro: ¡No la tenemos!
(Y se van.)
Rosa: ¡Esperad, que la puerta ya está pagada!
(Rosa se va.)
FIN



 Adrián Martín Gutiérrez, 14 años. 
Primer Premio Categoría Juvenil
29 Premio de Obras de Teatro Escritas por Niños y Jóvenes


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