A la mayoría de nuestros usuarios lo primero que les llama la atención al entrar en la Biblioteca son los fragmentos teatrales que figuran en las columnas del techo, junto a la imagen de sus autores. A partir de hoy te proponemos un recorrido por esas pequeñas joyas; una forma diferente de acercarse a las grandes obras de la literatura dramática y de animarnos a seguir leyendo:
Antígona: El que murió no era un esclavo, sino su propio hermano.
Creonte: Pero intentando debastar esta tierra; el otro, en cambio, se le opuso defendiéndola.
Antígona: Con todo, Hades quiere leyes iguales.
Creonte: Pero al bueno no le ha de tocar igual que al malo.
Antígona: ¿Quién sabe si, bajo la tierra, la piedad es eso?
Creonte: Nunca, ni aun después de muerto, el enemigo ha de ser amigo.
Antígona: No he nacido para compartir el odio, sino el amor.
Sófocles
Antígona
Éste es uno de nuestros fragmentos favoritos. Resulta conmovedor comprobar cómo el texto de Sófocles conserva intacta toda su fuerza después de 2.500 años. Por cierto, que en este caso concreto para ver el original ni siquiera tienes que entrar en la Biblioteca. Bastará con que, cuando pases por delante, te asomes por la ventana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario