Nora: No puedo pensar en esos detalles. Sólo sé que es indispensable para mí.
Helmer: ¡Oh, es odioso! ¡Traicionar así los deberes más sagrados!
Nora: ¿A qué llamas tú los deberes más sagrados?
Helmer: ¿Habrá que decírtelo? ¿No son tus deberes con tu marido y tus hijos?
Nora: Tengo otros deberes no menos sagrados.
Helmer: No los tienes. ¿Qué deberes son esos?
Nora: Mis deberes conmigo misma.
Helmer: Ante todo eres esposa y madre.
Nora: Ya no creo en eso. Creo que ante todo soy un ser humano, igual que tú…. O, al menos, debo intentar serlo.
Henrik Ibsen
Casa de muñecas
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